Adrian Gómez se sumerge en un barrio emblemático de Mérida, Venezuela, donde el arte ha ido desvaneciéndose con los años. Su instalación busca rescatar historias olvidadas, especialmente aquellas de los hombres de piedra que labraron las montañas de los Andes venezolanos. Cargada de colores vibrantes y luz, esta obra es un himno a la vida y a la capacidad de soñar, incluso en medio de situaciones precarias. No fue simplemente un experimento artístico, sino un intento genuino de infundir alegría en donde la oscuridad a veces parece prevalecer. A través de historias que trascienden nuestras raíces, el artista
reconoce que aquellos hombres fueron los cimientos de cada civilización, y así ilumina el camino hacia un futuro donde el arte y la cultura sigan siendo pilares de nuestra identidad.

En esta ODA DE LUZ, cada detalle de la instalación es una invitación a explorar y redescubrir la riqueza de nuestras tradiciones. Las historias talladas en las montañas cobran vida a través de formas y colores que danzan con la luz, recordándonos la importancia de honrar nuestro pasado para construir un futuro más brillante. Es un recordatorio de que, incluso en los lugares más oscuros, la creatividad y la esperanza pueden florecer, iluminando el camino hacia la reconexión con nuestras raíces y la construcción de una comunidad más fuerte y vibrante.