PABELLÓN DE LOS SENTIDOS
UNA OBRA QUE SE VIVE
Se presenta aquí una forma alternativa de concebir la arquitectura, en espacios amplios y abiertos, se yergue un pabellón, que si bien puede concebirse en un acepción más limitada, como una estructura que cumple una función secundaria, puede entenderse como algo mas grande, una estructura con un propósito, en este caso, más que estético, se propone vivir la arquitectura desde la experiencia de quien la habita, como un penetrable que despierta sensaciones en el espectador, que pasa de “espectar” a experimentar.
Es así como surge la idea matriz de esta propuesta que eleva ese concepto a un nivel más personal e íntimo con quien habita la pieza momentáneamente, estimulando sus sentidos, dirigiendo al espectador de manera que logre vivir la obra, desde un nivel más individual, generando múltiples respuestas que cada quien, haciendo, más que un pabellón, toda una obra de arte que se percibe de manera multisensorial.
A través de la estimulación de los sentidos, se busca que sea la experiencia la protagonista; espacios agrupados en una estructura metálica cromada que se hace parte de su entorno, la cual sostiene planos de vidrios de colores cuya superposición crea diversas tonalidades de manera virtual transformándose a medida que se recorre cada rincón. El recinto lleva al espectador a percibir de manera multisensorial, cada uno de los elementos que lo componen, madera, fuego, piedra, arena, luces, colores, agua, flores aromáticas, árboles frutales, semillas de café y humo de colores y olores que fortalecen la dinámica entre el usuario y los sentidos.
Cada uno posee una textura única, donde el tacto puede enriquecerse de múltiples maneras, bien sea con el uso de las manos sobre la superficie, o cualquier estímulo que sea percibido a través de piel, la madera, piedra, penetrables, será percibidas por su superficie, generando una percepción única y una respuesta personal a lo que compone el espacio y sus dimensiones.
A través de la vista serán percibidos una serie casi infinita de estímulos, siendo la gran protagonista, la mezcla de colores, texturas, formas, líneas y figuras, a través del uso de humo, con diferentes colores, aparte de una serie de paneles de vidrio que pintarán los espacios dependiendo de la posición de quien percibe la obra y de cómo sea tamizada la luz en las diferentes horas del día, haciéndose divertida de presenciar y observar, da la sensación de una transformación constate a medida que se introduce más a fondo en cada detalle.
Una acústica particular caracteriza esta propuesta, el sonido proveniente del agua y su entorno natural entra por todas partes, mezcla de aquellos producidos dentro de la estructura y los de que se filtran desde afuera, abriendo nuestra percepción del espacio, yendo más allá de la edificación en sí, entendiendo ésta como parte de su contexto, integrando el todo en la obra.
Se entiende que el olfato y el gusto están íntimamente relacionados, se pueden saborear los espacios, por muy extraño que suene, a través de sus olores, por eso, una serie de flores y otros elementos aromáticos, se prestarán para crear esta mixtura de sensaciones. Los olores tienen el particular poder de evocar momentos específicos grabados en nuestra memoria, acentuando es respuesta íntima, subjetiva y personal en el público.
Más que un pabellón, evoca la experiencia vivida en una obra penetrable, divertida, dinámica y universal, en constante movimiento a medida que quien se interna en ella, se adentra en una experiencia personal y, a su vez, ligera y reconfortante, un espacio que busca ser presenciado conocido y vivido, una obra que se aprecia desde dentro, y que es una con lo que está afuera, una obra de arte que engloba en su propia estructura un concepto coherente, y heterogéneo; que nos enseña que en la variedad está, más que gusto, todos los sentidos.
Texto: KAUSLAB